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Pero la maldad de ustedes
los ha separado de Dios.
Sus pecados han hecho
que Dios se tape los oídos
y no quiera escucharlos.

»Ustedes tienen las manos
llenas de sangre
por los crímenes que han cometido.
Ustedes mienten y maldicen.
Nadie se presenta ante el juez
con buenas intenciones,
y en los juicios falta la honradez.
Confían en la mentira
y nadie dice la verdad.
Están llenos de maldad
y no lo disimulan.

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